Por: Mati Dileva, Mazkirut Olamit de Hanoar Hatzioni
Yom Hazikarón es conocido oficialmente como el Día del Recuerdo de los caídos en las
Guerras de Israel y de las víctimas de actividades terroristas.
Me atrevo a decir que éste, sin ningún lugar a duda, es uno de los días conmemorativos
mas tristes que existen en Israel. Sin importar el estatus social, religioso ni político de cada
uno, en este día la sociedad israelí se enlaza en un profundo abrazo y en un llanto
prolongado, haciéndonos sentir hermanos, padres, familia de cada uno de los caídos,
incluso sin haberlos conocido personalmente.
Sirenas que, durante un minuto, paralizan el mundo, las calles, las rutas, a todo transeúnte
sin importar el destino. Ese minuto de silencio “eterno”, nos permite recordar a aquellos
que cayeron en defensa de nuestro Estado, de nuestra patria y sin importar donde nos
encuentre, nos da la posibilidad de rendir homenaje, recordar y comprometernos a activar
para asegurar de que todas esas vidas no fueron en vano.
Siendo parte de Tzahal, tuve el orgullo de poder participar de actos conmemorativos de
Yom Hazikarón. Me toco estar en actos de personas que no conocía, que nunca había
escuchado sus nombres. Aun así, sorprendentemente durante los pocos minutos de mi
presencia en el acto, los sentí como mi familia, eran mis amigos, mis hermanos. Mirando
hacia los costados, me di cuenta de que no era el único; esa era la sensación colectiva:
todas las lágrimas se unían en un mismo llanto, porque todos éramos parte de una misma
gran familia.
Yom Hazikaron, es el día en el que más israelí me siento. Este día me recuerda que, a pesar
de todas las diferencias y las dificultades, somos un solo pueblo, y que, ante la adversidad,
las dificultades y el dolor, tenemos la capacidad de dejar todo eso de lado para estar fuertes
y unidos, el uno para el otro. Este día, a pesar de la carga emocional que tiene, siento que a
veces nos es necesario: ahí, al final de cuenta, podemos darnos cuenta lo que
verdaderamente somos y lo que valemos.
AM ISRAEL JAI