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Alex Bitterman, Mazkal Hanoar Hatzioni

¿Cuántas veces nos hemos preguntado “qué es el Sionismo hoy”? El mismo movimiento que condujo al establecimiento del Estado de Israel está siendo redefinido constantemente para darle un significado actual y convertirse en un concepto relevante.

Históricamente, hubo muchas corrientes de Sionismo, con diferentes matices políticos e ideológicos, pero todas abordaban el mismo principio: construir un Estado judío en la Tierra de Israel. En vísperas del establecimiento del Estado, el acto sionista definitivo era hacer Aliya y trabajar la tierra, establecerse en lugares estratégicos y defenderse de las amenazas. Cuando pienso en un acto sionista de esa época, inmediatamente me viene a la mente la historia del Kibbutz Ein Hashlosha, que fue fundado por un “garin jaluz” (núcleo pionero) de Hanoar Hatzioni de América Latica, y eligió su ubicación precisamente cerca de la frontera con la Franja de Gaza, y sin recursos disponibles. ¿Por qué? Porque eso era lo que se necesitaba en ese momento. Aun cuando podrían haberse instalado en otro lugar más céntrico, eligieron ir al lugar más desafiante y donde el esfuerzo nacional lo necesitaba.

Desde entonces, “ha pasado mucha agua por el rio”, los kibutzim han cambiado, la sociedad se ha desarrollado, Tzahal se han perfeccionado y las necesidades nacionales de esa época han sido reemplazadas por otras. En los últimos años, el término «Sionismo» se ha convertido en un sinónimo de patriotismo o de colaborar por el bien del país.

Hoy, ha llegado el momento de redefinir este concepto.

El Estado de Israel, y todo el Pueblo Judío, atravesó uno de los acontecimientos más impactantes y dolorosos de la historia moderna. La masacre del 7 de octubre de este año será recordada como un episodio negro, doloroso y frustrante, que deja a la sociedad en un estado de trauma nacional. La sociedad se ve ahora obligada a afrontar tres grandes desafíos como resultado de estos acontecimientos: la guerra intransigente contra el terrorismo; la construcción y rehabilitación física de las poblaciones afectadas, proporcionando al mismo tiempo seguridad a los residentes; y la rehabilitación de la sociedad israelí. Los dos últimos elementos me llevan a pensar en la necesidad de una «versión actualizada» del concepto de Sionismo: el «Sionismo 2.4», porque, en mi opinión, este será el principal desafío para todos nosotros en el año 2024.

En estos días somos testigos de un alto espíritu de voluntariado en todos los sectores de la sociedad. Personas que están dispuestas a dar su tiempo e incluso dedicarse a trabajos manuales, incluso en la agricultura, como lo hicieron los pioneros sionistas de aquella época. La conexión con la tierra vuelve a cobrar importancia, y hoy es un acto claramente sionista trabajar para salvar esas iniciativas sionistas, como el Kibbutz Ein Hashlosha y muchas otras. Voluntariado en graneros o cultivos de campo, trabajo físico real, que restaurará y ayudará a reconstruir lo que fue destruido en el terrible ataque del 7 de octubre. Construcción no con la ayuda de «mano de obra extranjera», sino con nuestras propias manos como una sociedad cohesionada.

El otro elemento que debemos redefinir dentro del concepto de Sionismo 2.4 es la resiliencia social. El año pasado hemos sido testigos de ruptura y división en la sociedad, de la política sectorial, la falta de confianza y, en general, la falta de reconocimiento de un destino común como sociedad. Hoy, cuando vemos el espíritu de voluntariado y movilización, y cuando nos damos cuenta de que hay muchos peligros que exigen nuestra cohesión como sociedad y como país, no debemos volver al discurso divisivo y a la atmósfera política que caracterizó al país el laño pasado. Debemos aprovechar la oportunidad que se nos presenta, después del desastre más grave del Estado de Israel desde su creación, para reconstruirlo bajo un motivo unificador y acordado por y para todos los sectores de la sociedad.

No tengo la fórmula perfecta ni los ingredientes que debería estar en el plan nacional de rehabilitación. Todos y cada uno de nosotros debemos pensar, proponer y, en última instancia, construir juntos la nueva concepción que nos llevará a un futuro de construcción de un destino común y reconocimiento de las raíces comunes de todos los sectores de la sociedad.

La actualización de versión, Sionismo 2.4, es necesaria hoy más que nunca, con un espíritu pluralista, con una profunda conexión con nuestras raíces y con una visión de esperanza.

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