“וַתְּהִי שִׂמְחָה גְדוֹלָה מְאֹד” «Y hubo una gran alegria»

Tnte. Gabriel Shnaider

Boguer Magshim Hanoar Hatzioni BˋPerù

15 Octubre 2025

La fiesta de Sucot es conocida como tiempo de nuestra alegría. Dicha emoción viene como consecuencia de la confianza de haber pasado por el juicio de Rosh Hashana y Yom Kipur de manera favorable y como agradecimiento a los bienes que tenemos y reconocemos desde la humildad. No obstante, en los últimos dos años fue muy difícil estar alegres.

Desde aquel 07.10 que vivimos el mayor ataque desde la independencia del Estado y el día más cruel contra el pueblo judio desde la Shoa. La sensación de vulnerabilidad y caos invade a todo el país y desde entonces vivimos en una realidad distinta. Vivir en un país en guerra implica un nivel de estrés y adrenalina constante, incertidumbre de que en cualquier momento puede sonar una alarma, puede hacer una operación sorpresa que cambie todos los planes, o una notificación de un soldado más que cae en combate. Por sobre todo, un anhelo insaciable y una terrible frustración de saber que ciudadanos israelíes fueron secuestrados y se encontraban en cautiverio y bajo sufrimiento constante. El recuerdo, el añoro y la esperanza de volver a ver familias unidas en abrazos fue constante, resiliente y fundamental en nuestra lucha como sociedad y como educadores.

Eli Sharavi, quien estuvo secuestrado por 491 días, escribió en su libro testimonial: “La esperanza no es algo que viene con facilidad. La esperanza es algo que necesita ser luchado, trabajar en ello.” Pero, ¿Cómo se lucha? ¿Cómo se trabaja?

Estas interrogantes me las planteé primero desde una posición profesional: como continuar con el tojnit jinuj en el ejército. Entendimos entonces que nuestros soldados necesitan creer con convicción en la rectitud de nuestro camino, confiar en que nuestra lucha no es en vano y que en nuestro heroísmo y compromiso está el poder regresar a la sociedad silencio y tranquilidad. Poder aferrarse al ideal nacional: el derecho de ser un pueblo libre en nuestra tierra: ser los actores que vuelven el sueño en realidad.

Así fue como yo en lo personal logré mantener mi esperanza activa por dos años, preocupándome por mi tzevet y el impacto que generamos; y el mensaje es fácilmente transportable a círculos sociales en Israel. Pero, tuve el privilegio de formar parte del quinto MIC y la Veida Jinujit que ocurrieron durante Sucot de este año. La población es otra, y por lo tanto la metodología educativa debe ser acorde a su realidad para ser efectiva. 

Partimos del diagnóstico que fuera de Israel la identidad judía de los jóvenes se fortalece como reacción al odio que se vive. A mayor el antiseminismo y la amenaza, se requiere de más  fortaleza para poder enfrentarlo. Frente a este escenario se nos presentan dos caminos, o una identidad judía basada en odio y dificultades, o la renuncia a querer ser parte de un conglomerado odiado y no libre. Nosotros nos propusimos como uno de los objetivos, permitir una experiencia de expresión judía libre, feliz y orgullosa.

El viernes por la noche entramos todos bajo la Suca. Fue para mí muy emocionante ver que quienes fueron mis janijim de Shnat, son hoy madrijim del mismo programa, y junto a sus janijim hoy cantamos las canciones que nos acompañaron como familia durante todo este tiempo de guerra: canciones de paz y valentía. Ya con las noticias de un posible acuerdo, cantamos Shalom Alejem, no solo para darle la bienvenida a los ángeles que nos acompañan en Shabat, sino también como un profundo y desesperado deseo de darle la bienvenida a los secuestrados que tanto extrañamos. Luego de la comida, por grupos se discutió sobre cuáles son los componentes de la identidad judía de cada quien, como estos son parte de su vida y què importancia tienen para cada uno.

Al salir shabat nos unimos a la cadena de generaciones de Am Israel. Después de hablar còmo generaciones pasadas soñaron con Yerushalaim, subieron a ella cantando llenos de esperanza y alegría: Desde Abraham Avino, David HaMelej, Ezra y Nejemia, combatientes en la guerra de los seis días y las aliot desde Etiopía. Ahora era nuestro turno, también nosotros hicimos Alia laReguel y acompañados de shofarot, trompetas y tambores, subimos y cantamos frente al Kotel, símbolo de nuestra eterna esperanza y conexión con esta tierra y su gente, momentos de profunda emoción. Después de bailes sin parar, el liderazgo educativo de todo el mundo proclamaba cantando nuestro himno:

“עוד לא אבדה תקוותנו – להיות עם חופשי בארצנו»

«Aún no se ha perdido nuestra esperanza – ser un pueblo libre en nuestra tierra”

Con esta hermosa sensación, con pocas horas de sueño y extrema emoción, nos paramos al día siguiente frente a Meguilot haEsh, recordamos que nuestra historia como pueblo es de bajadas y subidas, es de momentos de crisis y también de salvación. 

Así es como se trabaja y se lucha por nuestra esperanza:

Conectando pasado, presente y futuro;

conectando persona con tierra y pueblo;

conectando cuerpo, corazón y alma;

haciendo, viviendo, aprendiendo y soñando.

En lo personal, siento que esta fue mi mejor preparación para la profecía que se hizo realidad al día siguiente.

“וַיַּעֲשׂוּ כָל-הַקָּהָל הַשָּׁבִים מִן-הַשְּׁבִי סֻכּוֹת,(…) וַתְּהִי שִׂמְחָה, גְּדוֹלָה מְאֹד»

«Y toda la congregación que volvió de la cautividad hizo sucot, y en sucot habitó;(…) Y hubo una gran alegría.”

La alegría, el alivio, la sensación que un peso enorme se liberó de sobre nuestros corazones. Una euforia inexplicable: lágrimas de alegría mientras llegaban las noticias, se recitaban salmos de agradecimiento, se agitaban los lulavim y estallaban bailes y abrazos al alma. Finalmente Am Israel celebró el tiempo de nuestra alegría de manera auténtica, muy fuerte y desde lo profundo del alma. Fue un dìa muy especial para Am Israel, en los últimos años estuvimos muy divididos, muchas discusiones que separaron entre nosotros. Los meses posteriores al 07.10 nos unimos por un momento frente a la amenaza pero no duró mucho, en esta oportunidad nos unimos por y en alegría.

Le doy la más cálida bienvenida a los que regresaron, no hay palabras para expresar cuánto nos hicieron falta y la felicidad que nos genera a todos verlos abrazandose con sus familias. Gracias a ustedes por ser tan fuertes de cuerpo y valientes de corazón, por no renunciar, por no rendirse, por creer y aferrarse a la esperanza de que este día iba a llegar. Y disculpenos por que demoro tanto.

Aún no ha terminado, faltan por regresar todos los secuestrados asesinados a un entierro digno en Israel. Nosotros seguiremos luchando y educando hasta que la misión se complete, y podremos asegurar paz y florecimiento para Israel.

Javerim y Javerot del mundo,

Durante la Veida Jinujit, comprendí que nuestra esperanza no es solo israelí: es una red que une a javerim y javerot en cada ken del mundo. Durante cien años miles de jóvenes educan, cantan y sueñan con los mismos valores que nos sostienen aquí. Esa conexión global de Hanoar Hatzioni: humana, judía, sionista y jalutziana, es una fuente de fuerza en tiempos de oscuridad. Cuando uno de nosotros canta ‘Od lo avda tikvatenu’, lo hace por todos.

Israel es el hogar nacional del pueblo judio. Los invito a que siempre sepan conectarse con lo que pasa aquí desde la alegría y el orgullo. Luchen con nosotros para que nunca se pierda nuestra esperanza. Somos un país hermoso, lo seguiremos siendo y aún más.

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