¿CÓMO SALIR A UNA «MASÁ» (TRAVESÍA)Y NO MORIR EN EL DESIERTO?

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Por: Romi Morales

En Iom Kipur hablamos, dentro de otras cosas, de la paciencia como un elemento indispensable a la hora de empezar un proceso de Tikun. Allí vimos que en hebreo la palabra “Sablanut” – paciencia – contiene la palabra “sebel” – dolor-, y eso nos dio la pauta para definir a la paciencia como “la capacidad de contener el dolor (dolor por la ruptura y por la espera necesaria que exige el proceso de reparar). Dijimos también que hay personas con poca paciencia (contienen bajas cuotas de dolor), con mucha paciencia (contienen altas cuotas de dolor) y que rebalsan de paciencia (rebalsan de dolor). Pero, ¿Qué sucede con aquellas personas que ya no tienen paciencia, que llegaron a un punto en el cual ya no logran aguantar más su dolor?

Sin dudas, las personas somos seres de certidumbre y estabilidad, por eso sólo ante grandes cuotas de incomodidad, nos animamos a emprender procesos de cambio. En algunas ocasiones, los cambios son superficiales, otras un poco más serios, y, de vez en cuando, estos son realmente profundos. Generalmente, cuando los cambios son tan radicales, es porque estuvieron precedidos por esos momentos en los que ya no soportamos más el dolor y la incomodidad fue realmente muy alta.

Por momentos, a pesar de que la situación en la que nos encontramos no es la ideal, el miedo a lo desconocido, a la incertidumbre, al fracaso, por un lado, o la ilusión, la fantasía o la utopía de creer que las cosas pueden ser distintas, son mucho más poderosos y nos retienen, en una zona de confort que de confortable ya no tiene nada.

Es justamente aquí donde tiene lugar la Masá (travesía). Cuando este es el caso, cuando realmente “tocamos fondo”, es importante recordarnos a nosotros mismos que, a veces, uno tiene que saber cuándo llego el momento de irse: hay que tener la sabiduría para comprender que el lugar en el que estamos ya no es el que nos pertenece y, por ende, que llegó la hora de emprender la marcha. A veces este proceso es feliz, deseado, buscado. Otras no. Pero lo que es seguro, es que el cambio nos llama y es nuestro deber atenderlo.

Aprovechando la oportunidad que nos brinda el Jag de Sucot, me gustaría pensar qué tipo de lecciones podemos tomar de esta festividad para nosotros mismos (ya sea en el plano personal o tnuati), especialmente para cuando sintamos que necesitamos emprender nuestras propias travesías. Para eso, me gustaría retomar las historias de nuestros Ushpizin (los invitados que, según nuestras fuentes, llegan de visita a nuestras Sucot) e intentar recuperar algunos conceptos de los cuales podamos desprender consejos prácticos para salir a nuestras Masa con todas las herramientas necesarias.

Ushpizin: 7 consejos prácticos para emprender tu propia Masa y no perderte “en el desierto”.

Abraham – Lej Leja

Lej Leja le pide Dios a Abraham antes que cualquier cosa: antes de pedirle que se vaya de la casa de su padre, antes de pedirle que se vaya de su tierra.

El primer pedido es “Ándate hacia vos mismo”. Esta frase nos enseña que, previo a empezar cualquier travesía, emprender el rumbo, irnos de donde sea que estemos, primero vale la pena ir hacia adentro, conectarnos con nosotros mismo. Todo camino que emprendamos, será mucho más claro, seguro y disfrutable si inicialmente nos dedicamos un tiempo con nosotros mismos para explorar qué es lo que estamos saliendo a buscar, hacia dónde queremos ir, cuáles son los motivos que nos empujan a dar este gran paso, qué es lo que esperamos de este trayecto, con quién lo queremos compartir, si es que no lo preferimos hacer solos. En pocas palabras: Introspección, análisis y reflexión.

Itzjak – Sacrificio

Itzjak fue el sacrificio que estuvo dispuesto a dar Abraham a Dios para probar su fe. Sacrificio en hebreo se dice “Korvan”, y tiene la misma raíz que la palabra hebrea “Karov” (cerca). Quien sale a una travesía, debe saber que éstas siempre suponen sacrificios. ¿Y qué son los sacrificios sino la gran paradoja de dejar atrás algo que ya tenemos en el corazón con la esperanza de conseguir acercar al mismo algo nuevo, algo que nos aproxime a ese destino que tanto buscamos al salir? Cuanto más ambiciosa nuestra meta, inevitablemente más grandes nuestros sacrificios. En algún punto esta es la prueba más grande que deberemos superar para saber cuánto en verdad nos importa el objetivo que nos hemos planteado y que tan lejos estamos dispuestos a llegar para alcanzarlo.

Yaacov – Lucha y cambio

Según nuestras fuentes, Yaacov luchó contra un ángel de Dios. Al vencerlo, éste le pidió una bendición y allí fue cuando su nombre fue cambiado por el de “Israel”. Esto nos trae otro aprendizaje importante: salir a una Masá va a suponer dar pelea y tenemos que estar listos (física y emocionalmente) para eso. Seguramente debamos pelear contra nuestras voces interiores, nuestros miedos, los ruidos externos, las voces de los demás. Y tenemos que saber también que esas batallas han de cambiarnos para siempre. Para bien o para mal, eso lo definiremos después nosotros mismos. Pero el cambio profundo será inevitable.

Yosef – Soñar en grande

Hay personas que sueñan y cuando se despiertan, se olvidan de todo lo que soñaron. Hay gente que tiene la suerte de recordar cada detalle. Y hay gente, mucho más afortunada aún, que tiene la capacidad de soñar despierta. Esa gente puede encontrarse a sí misma, a plena luz del día imaginando, visualizando y disfrutando de un futuro de fantasías como si lo estuviese viviendo en ese preciso instante. ¡Cuánta fuerza hay que tener para cuidar ese poder de aquellos que, con cinismo, opacan los sueños de los demás! Y cuanta más fuerza y seguridad se necesita para compartirlo y contagiarlo a otras personas. Hay veces que los sueños se hacen realidad. Muchas de esas, el secreto está en saber elegir quienes serán nuestros compañeros de ruta. Así que ya sabes, soñar en grande y elegir una buena compañía son dos elementos fundamentales para contribuir al éxito de tu travesía.

Moshe -Pasaje del “dicho al hecho”.

Una vez que encontramos dentro nuestro, las respuestas que disparan nuestra partida, luego de haber decidido que estamos dispuestos a hacer los sacrificios que sean necesarios, y a pelear las batallas que debamos pelear, porque soñamos que, si nosotros cambiamos, las cosas tal vez también cambien a nuestro alrededor, es momento de poner manos a la obra.

Y el primer paso de cualquier Masa, que nunca será el más sencillo, es el de “Leshajrer” (soltar, liberar). ¿Qué es lo que tenemos que “liberar”? Nuestras energías. Hay veces en las que estamos tan preocupados por sostener lo insostenible, evitar lo inevitable, remediar lo irremediable que no nos damos cuenta el daño profundo que nos hacemos a nosotros mismos y-o a los que nos rodean. En ciertos momentos, tal vez lo mejor es simplemente liberar esas energías que hasta ahora estuvieron destinadas a esforzarnos en mantener una situación que, tal vez, lamentablemente ya había cumplido su ciclo y no lo supimos o pudimos ver, y pasar a invertirlas en crear otra realidad. Claro que hemos de extrañar, claro que hemos de añorar lo que fue. Seguir adelante no significa olvidar el pasado. Seguir adelante significa seguir conectados con el pasado, mas no atados a él. Así el pasado es un trampolín que nos impulsa hacia el futuro y no una pesa que nos hunde y de la que querríamos huir. Liberar, paradójicamente entonces supone soltar las fuerzas de la resistencia, para invertirlas en toma las cosas lindas de ese capítulo de tu vida, de esa experiencia, de esa persona, guárdalas en el corazón y continuar tu camino hacia esa realidad que te esta esperando con los brazos abiertos y miles de oportunidades de crecer, aprender, mejorar.

Aaron – Hermandad

Aaron es descripto por nuestras fuentes como el líder que, con mucho cariño y dedicación, se preocupaba por ayudar a resolver los problemas entre amigos, parejas y miembros en general de nuestro pueblo. Aaron, así, intervenía para garantizar la hermandad, la solidaridad y la responsabilidad mutua entre las personas. Pienso en las masaot que he tenido que emprender a lo largo de mi vida y digo: Cuán importante es contar con un amigo al que sintamos como un hermano o un hermano al que sintamos como amigo cuando emprendemos este tipo de procesos. Saber que en las buenas y en las malas, en las subidas y en las bajadas, en nuestros momentos de brillo y en los de oscuridad habrá alguien allí, a nuestro lado para tomarnos de la mano y ayudarnos a seguir adelante cuando creamos que el camino se ha puesto demasiado difícil. Cuán importante es contar con esa persona que anhela nuestro éxito como el suyo propio. Una travesía con estas personas, sí que vale la pena ser transitada.

David – Autoconocimiento y confianza en uno mismo.

La historia del Rey David es fascinante, pues nos muestra la travesía de una persona común y sencilla hasta llegar a Rey; de una persona anónima hasta llegar a ser famoso héroe por vencer al más temible de los gigantes; de ser un Rey como tantos otros a ser quien logra juntar los reinos y elevar a Ierushalaim como centro de unión. Pero: ¿cómo logra todo esto el Rey David? Creo que algunas de las cosas que podemos aprender aquí, es que antes de salir de Masa, es importante conocer nuestras fortalezas y nuestras debilidades: Saber cuáles son nuestros puntos sobresalientes y aquellos que debemos mejorar y así aprovechar el trayecto para perfeccionar lo bueno y corregir lo que aún no lo es tanto. Y aunque esto es importantísimo, creo que el autoconocimiento es tan solo un medio para alcanzar un fin mucho más trascendental: confiar en nosotros mismos. Creernos y sabernos capaces. Sentir que podemos superar los desafíos que se nos presentan porque poseemos las herramientas necesarias para ello, incluso cuando nadie más lo cree.

A modo de conclusión

Aun recuerdo el comienzo de la pandemia de Covid 19 y el impacto que tuvo en la Tnua. Recuerdo los primeros meses. Meses de mucha paciencia y también de mucho esfuerzo, mucha actividad para mantener una Tnua en un modo al que no estábamos para nada acostumbrados.

Recuerdo que, en el fondo, pensamos que la situación seria pasajera. Que el trayecto sería relativamente corto y que pronto podríamos volver a la normalidad. Recuerdo también el momento en que entendimos que la pandemia había generado cambios bastante más profundos de los que habíamos imaginado en un primer momento. Recuerdo cuando entendimos que teníamos que emprender una travesía. Salir de la zona segura y empezar a transitar un trayecto hacia una nueva realidad Tnuatit. “Restart” dirían algunos.

Desde entonces hemos tenido un sinfín de asefot en diferentes foros, medios y niveles de la Tnua para entender con nosotros mismos como Tnua hacia donde vamos (Lej Leja).

Hemos hecho grandes sacrificios (de tiempo, energías, recursos, contenidos, personales y profesionales) para intentar acercarnos más y mejor a cada persona que forma parte de la Tnua.

Hemos peleado contra el sistema, la burocracia, los protocolos, el virus, sus mutaciones, los miedos personales y de los otros, la inercia, el destino y hemos cambiado mucho. Creo yo que, para bien, incluso cuando muchas de esas batallas no logramos ganar o no salieron como hubiésemos querido.

WOW… Soñamos a lo grande. Muchos de nuestros sueños se hicieron realidad. Impactamos, Influimos e Inspiramos a otros a seguir nuestros pasos.

Aprendimos a “Leshajrer” (liberar) energías, moverlas de lugar.

Salimos a nuestra propia Masá y lo hicimos juntos, como Tzevet. Pero dentro de ese Tzevet, cada quien encontró en el trayecto ese amigo o amiga en quien apoyarse a lo largo del camino.

Aprendimos a conocer nuestras debilidades y también nuestras fortalezas, pero sobre todas las cosas: salimos a esta travesía con el entendimiento que nosotros podemos crear una nueva y mejor realidad para la Tnua. Que esta pandemia solo trae oportunidades y que de nosotros depende hacer el pasaje de una Tnua común y sencilla a ser la Reina de la Familia de Tnuot. Lo somos. Vaya si lo somos.

Gracias infinitas a todas aquellas personas que contribuyeron en esta travesía. Sin ustedes nada de esto sería posible. Si bien no hemos aún llegado a destino, con compañía como la de ustedes, vaya si esta travesía vale la pena ser recorrida.

Jag Sucot Sameaj!

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